El término Young Adult refiere a un target específico dentro del mundo editorial de tirada masiva, el compuesto por adolescentes con edades situadas entre los diez y los veinte años, su temática como cabría esperar se limita a reproducir la cotidianidad del entorno de los jóvenes, sus conflictos y sus dilemas. Igualmente la locución es utilizada en diversos tratados de psicología social o libros de autoayuda de mayor o menor entidad para apuntar a los que flotan en esa laguna situada entre los veinte y los cuarenta años, una etapa de la vida que al parecer trata de emanciparse en busca de su propia identidad, al igual que los que se encuentran en ella. Ambas acepciones vendrían a componer la realidad vital y laboral de la protagonista, una ghost writer de novelas de explotación adolescente en los treinta y tantos.
Ciertos tratados de psicología social también enfatizan en distinguir entre los términos inconformista y anticonformista. El inconformismo supone un sinónimo de autonomía, una auténtica afirmación de la experiencia propia, mientras el anticonformismo constituye una oposición activa a la comunidad, la disidencia de la norma colectiva es compulsiva y hostil, por lo tanto no es independiente del grupo ya que se define en oposición a éste. La desobediencia adolescente sería un claro ejemplo, lo que Lisa Simpson llama "otro rebelde conformista". Es probable que la protagonista del film alcance su perfecta descripción en la definición de este vocablo, sobre todo si atendemos a su pueril y ajenamente vergonzoso viaje a su pueblo natal en busca de su primer amor, que ha sido padre recientemente y está felizmente casado.
También es probable atendiendo a lo expuesto anteriormente que en realidad no exista semejante nueva etapa enmarcada entre la adolescencia y la madurez, estaríamos hablando más bien de una prolongación de la pubertad y sus vicios anticonformistas, y es que en definitiva el viaje que se nos presenta no es una cruzada romántica, es una reafirmación personal, solo que como buena pubescente la protagonista no es capaz de completarla de forma autosuficiente requiere su oposición a lo común, existir en base a manifestar lo que ella ha decidido no ser aunque nadie quiera oírlo.
Esta misma figura anticonformista vendría a representar Diablo Cody, la guionista del fim, dentro del establishment hollywoodiense, un ente moderadamente contestatario de mensaje liviano y poco comprometido que sabe llamar la atención dentro de un entorno acotado por unas normas no escritas ciñéndose al arquetipo que esperan de ella, algo así como la traslación artístico profesional de la chica del colegio que escupe y dice tacos. Pocos años atrás ya se ganó el puesto vacante de enfant terrible femenina gracias a su "personalidad" y su primera colaboración con el también director de esta película Jason Reitman. Juno (Jason Reitman, 2007) ya mostraba una serie de personajes de una inmadurez irredenta y frivolizaba los escasos momentos de autocrítica rematándolos con un humor autocomplaciente que distendía cualquier invitación a la reflexión, una ambigüedad bastante prefabricada en absoluto criticable siempre que la narración funcione como una exposición de los hechos y no como un alegato.
Desgraciadamente estos tics alcanzan el paroxismo en Young Adult (Jason Reitman, 2011) rozando la propaganda de un estilo de vida inmaduro. Si el discurso buscaba plasmar una situación de forma plural y objetiva en pos de que cada espectador sacase sus propias conclusiones, su tendencia al "porque yo lo valgo" acaban por convertirlo en un manifiesto parcialista, esquizofrénico y autoindulgente que invita a despreciar lo corriente a pesar de depender de ello. La exposición final no deja lugar a dudas, debemos internalizar el lugar que la sociedad nos ha adjudicado de forma inapelable, ya sea por conformidad o antagonismo, pero siempre sin cuestionarlo.
Publicado en Cinecritico
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