Probablemente la única manera de calibrar el éxito de El Bulli: Cooking in Progress (2011) sea conocer la opinión que tiene el propio objeto del mismo, Ferrán Adriá, del retrato que se ofrece de su persona. Al igual que sucede con los documentales de Frederick Wiseman uno llega a un nivel de intimidad a veces incómoda y ambigua con los retratados, llegando a sentir violencia al pensar si éstos al verlo no se aprecian caricaturizados, si estiman su identidad descontextualizada o reducida. En la mayoría de los casos, en lo que a Wiseman se refiere, el protagonista no solo no se siente ofendido sino que comprende como una apología y una propaganda positiva de si mismo y de su estilo de vida, lo que otros espectadores perciben como una crítica. Algo parecido sucede con la genial American Movie (Chris Smith, 1999), sus protagonistas se sienten tan orgullosos del descarnado retrato de sus vidas que ofrecen la película firmada personalmente desde su web por unos pocos dólares más que si la compras directamente en una tienda. Esto no impide que Todd Solondz descubriera el filme en un pase lleno de modernos neoyorquinos que hacían mofa de los rednecks cineastas, desembocando la anécdota en Storytelling (2001, Todd Solondz) con cameo de uno de los protagonistas del documental incluído.
Como podemos ver no solo la percepción que tiene el protagonista del documental sobre el propio documental es importante, también la percepción que se tiene de la propia percepción de los demás, el público, es importante. Un gran ejemplo de esto y que se suma a la otra lista de ejemplos es Living with Michael Jackson (2003, Julie Shaw), en este caso Michael Jackson realmente solo se decepcionó al ver que los espectadores comprendían el documento como una caricatura absurda una cuasi parodia, de hecho el paródico retrato realizado previamente en La hora Chanante (2002 - 2006) presentaba proféticos paralelismos. A veces es difícil distinguir cuando somos una parodia de nosotros mismos, aunque es probable que todo se reduzca al punto de vista, de hecho puede que no solo su éxito se juzgue en base a la opinión del representado sino también a la del que la observa, desde mi punto de vista se aproxima más a la tradición del mockumentary estilo Cristopher Guest que al retrato apasionado sobre una figura admirada, pero es posible que haya quien lo lea de forma totalmente inversa.
Al igual que sucede al enfrentarse a Angel Nieto: 12+1 (2005, Álvaro Fernández Armero) documental admirado por los seguidores del deporte de las dos ruedas, mi percepción sentimental se acerca más a la autoparodia que a la loa, algo que puede motivarse por lo ajeno de los códigos y su desarrollo así como de las figuras e instituciones representativas, tanto del mundo del motor como de la nouvelle cuisine. Como el anteriormente mencionado Michael Jackson, Ferrán Adriá ha sido víctima de la parodia chanante y aunque en este caso la predicción de rasgos no es tan nítida, de nuevo aciertan en detalles, y es que puede que todos seamos autoparodias en el ojo ajeno.
Publicado en Cinecritico
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